La ambiciosa apuesta de China por independizar su IA de la tecnología estadounidense tropezó con la realidad este agosto, cuando DeepSeek se vio obligada a posponer indefinidamente el lanzamiento de su esperado modelo R2.
Según reportó Financial Times y recogió Reuters, la compañía intentó entrenar R2 exclusivamente con chips Ascend de Huawei –una movida alineada con la presión gubernamental para eludir hardware de Nvidia–, pero los resultados no fueron los esperados.
Persistentes problemas técnicos impidieron completar con éxito el proceso de entrenamiento sobre la plataforma de Huawei, obligando al equipo de DeepSeek a dar marcha atrás y reevaluar su estrategia.
El desarrollo de R2 venía generando expectación desde comienzos de año, pues se trata del sucesor directo de R1, el modelo de razonamiento que catapultó a DeepSeek a la fama en enero.
Fuentes internas citadas por FT revelan que R2 estaba planeado inicialmente para mayo de 2025, e incluso algunos ingenieros apuraron su trabajo durante las festividades del Año Nuevo Chino para intentar cumplir ese objetivo.
Sin embargo, tras varios meses de retraso, en agosto trascendió la causa: dificultades con la infraestructura de Huawei.
Los chips Ascend –presentados por Huawei como alternativa nacional a las GPU de Nvidia– no lograron ofrecer la estabilidad y rendimiento necesarios durante la fase crítica de entrenamiento de R2.
A pesar de recibir asistencia directa de ingenieros de Huawei in situ en las oficinas de DeepSeek, los problemas de compatibilidad y performance persistieron hasta el punto de que “no se logró ni una sola corrida de entrenamiento exitosa” usando únicamente los chips chinos, según personas familiarizadas con el asunto.
Ante este panorama, DeepSeek tomó la decisión de dar un paso atrás: finalmente entrenó R2 utilizando hardware de Nvidia –probablemente regresando a los H800, legales para China–, mientras mantiene los Ascend de Huawei para tareas de inferencia (es decir, para ejecutar el modelo ya entrenado).
Este compromiso permitió completar el desarrollo del modelo, pero a costa de sacrificar la meta política de demostrar autosuficiencia absoluta.
Analistas de la industria interpretan el episodio como un recordatorio de que, pese a avances, los chips chinos aún están un escalón por debajo en ciertas cargas de trabajo exigentes de IA.
Problemas de ecosistema de software, herramientas de desarrollo menos maduras y menor velocidad de interconexión entre chips habrían lastrado los intentos de DeepSeek.
La demora de R2, que finalmente no tenía fecha concreta de lanzamiento a octubre de 2025, dio oxígeno a competidores: en el ínterin, modelos abiertos rivales como Qwen 3 de Alibaba y Kimi K2 de la startup Moonshot aprovecharon para destacar y ganar usuarios.
De hecho, datos del sector mostraron que la cuota de uso de DeepSeek en plataformas públicas cayó durante esos meses, en parte por la ausencia de novedades contundentes. No obstante, DeepSeek aprendió valiosas lecciones de este traspié.
El hecho de que lograran entrenar R2 combinando recursos sugiere que el modelo sí verá la luz, aunque más tarde de lo previsto.
Fuentes cercanas indican que la empresa reforzó su colaboración con Nvidia tras este episodio, mientras Huawei trabaja contrarreloj para mejorar la próxima generación de sus chips Ascend.
El retraso de R2 evidencia las dificultades de la autosuficiencia tecnológica en IA, pero al mismo tiempo subraya la determinación de China y sus campeones tecnológicos de seguir intentándolo hasta cerrar la brecha con Occidente.

